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BOLETÍN N° 7

Mayo 2002


Presentación

Y ya estamos presentando el Boletín número siete, que en esta ocasión contiene las sensibilidades y los pensamientos de Noam Chomsky y de nuestros propios integrantes. Los discursos y textos se expresan acerca de nuestra ideología, por supuesto, y la ideología tras la represión, las estructuras jerárquicas y sus implicancias al interior de nuestra casa de estudios.

Al respecto, me gustaría pronunciarme personalmente sobre la actitud de los guardias y las formas de relacionar a este cuerpo de seguridad con nosotros, los que somos estudiantes de la Ufro. Decir, por ejemplo, que la sensación de seguimiento y persecución es clara y sentida por varios de nosotros. Esto nos resulta todavía un poco ajeno y extraño por decir lo menos, pues en años anteriores no se habían producido contactos de consideración con ellos, excepto casos muy aislados. Pero resulta que en este último tiempo la cosa se ha hostilizado y ellos se ven presionados a imponérsenos con expresiones bastantes rudas y los campus se militarizan.

Todo esto no se desliga de otras acciones por parte del gobierno universitario, la plana mayor, el consejo supremo, etc. Estamos hablando de la aplicación de acciones programadas y acordadas por estos próceres de la academia universal. Esta academia, que no guarda en lo absoluto relación alguna con las capas ignoradas y expoliadas de sus fuerzas: nuestro pueblo, marginado de las fuentes mismas de la dominación. Estos señores de mierda, que justamente hacen eso, se enseñorean y feudalizan la academia, que de universo tiene solamente una cosa en sus negros y enfermos corazones: dinero. Estamos en pleno proceso de competencia y marketing en la arena neoliberal, la libre competencia, es despiadada y no contempla favores, ni hacia fuera, ni hacia dentro. La Ufro se vendió hace rato y los que entramos en este feudo somos los consumidores más ventajosos: pagamos mucho, recibimos poco y los que nos atrevemos a reclamar con sólidos fundamentos seremos castigados.

He dado mi comentario personal frente a este hecho concreto que nos afecta de manera directa y a flor de piel para evidenciar el discurso y el curso ideológico de todas estas acciones. Las autoridades buscan adjudicarnos daños para atemorizarnos y doblegar nuestra expresa voluntad de equilibrar las atribuciones de cada uno de los actores involucrados al interior de nuestra universidad, e incluso nuestra intención de equilibrar las opciones de ingreso, con un criterio económico que dista mucho del criterio mercantilista del gran capital o neoliberalismo. Y claro, cuando «el principio de autoridad es amenazado», la intervención represiva emergerá, como lo está haciendo aquí y en todos lados. Y la manera de parar o refrenar está máquina indolente y estranguladora de vida se encuentra en la honesta actitud crítica y la convicción de cada persona que se califique como tal, renunciando a asumir el pastoreo de sujetos ajenos y de dudosa calidad humana.

En todo caso, sabemos que muchos son los que de una u otra manera, no les resultan de interés estos «grandes temas» como suele denominarlos Domingo Salas, director del D.G.E., y que la única vez que ponen atención a estos discursos es cuando patalean por las migajas crediticias que la burrocracia estatista les puede brindar. Aquí quiero llamar la atención en cuanto al cuerpo ideológico que orienta nuestro existir, o lo que es lo mismo para mí, el conjunto global de patrones culturales y valóricos que nos impulsa a vivir de tal manera y a realizar u omitir tal o cual decisión, acción u operación.

Entonces, tenemos que en cada acción y en cada palabra, incluso en cada omisión, existe una intención y existiendo una intención, un cierto objetivo y, por lo tanto, una orientación cultural e ideológica. Con esto desmiento entonces el apoliticismo y la negación de las ideologías, pues toda construcción valórica es una construcción cultural, y toda construcción cultural se sostiene en fundamentos y supuestos acerca de la realidad. Así es que desde mi condición de integrante de este colectivo dejo hecha la invitación a reflexionar acerca de cómo estamos valorando nuestra vida y qué cosas podemos hacer para superar los vicios más antiguos de nuestras sociedades.


En Cuanto A La Movilización Mapuche

En este espacio tal vez se esperaba que se dijesen los reiterados comentarios en torno al «conflicto mapuche», con una sobreargumentación academicista y con fulgurante entonación discursiva, basado en cuestionamientos e interpretaciones de distintos puntos de ver este mal llamado conflicto.

Creo que no será así en esta oportunidad, ya que pensamos y creemos que es el común denominador, que ya no hay que más decir, ya todo esta dicho, ya es de conocimiento general esta situación que por largos años se viene arrastrando. Ahora sólo ha de faltar la acción, de aquellos que se sienten comprometidos y que en más de una ocasión se han pronunciado sobre este hecho. Se hace necesario en estos momentos la acción participativa de las colectividades que se denominan «consecuentes y comprometidas».

La represión es común para todos los sectores que luchan por sus reivindicaciones justas e históricas, que se ven enfrentados a sectores poderosos que se ocultan tras la pantalla de la prensa y las fuerzas armadas y de orden.

«Con declaraciones se puede quemar el mundo», nos señaló hace un momento un peñi al cual estimo mucho, pero lo que en estos momentos se necesita es que se esté presente apoyando cuando se les invite.

Este llamado es de igual forma un palo para nuestro movimiento, el que reconoce que en más de una ocasión tampoco se ha pronunciado al respecto y se ha quedado en la comodidad del hogar esperando a que salga el sol.


Sobre El Servicio Militar Obligatorio Y El Ejército

Porque este Estado que dice ser democrático impone a su población de forma arbitraria el deber de cumplir con un servicio militar en una institución que es inhumana (nos entrena para matar a otros seres humanos) y que nos niega nuestro más legitimo derecho a decidir sobre nuestras vidas.

Por qué no quiero hacer el servicio militar

  • Al imponerse, se desconoce el hecho de que podríamos estar en contra
  • El ejercito niega la diversidad de pensamiento e impone una ideología tras de sí. Después del golpe militar esta institución quedó altamente politizada
  • El ejército, hoy en día, no tiene por función ampliar los territorios de los estados-naciones, y su ejercicio radica en hacer a la población obediente y sumisa
  • Porque, en caso de guerra, los que van al frente son los hijos de gente humilde. Convencidos de que pelean por la patria, constituida por un puñado de héroes, símbolos y demases ajenos a su cotidianidad
  • Porque en las F.F.A.A. el Estado gasta demasiado dinero: compra de aviones, armas, barcos. Dineros que pudiesen tener una inversión social.

Por qué quiero que no exista el ejército

  • Los ejércitos están hechos para la guerra y ella sólo trae muerte y destrucción
  • Las FF.AA. son, a fuerza de violencia, las que sustentan este orden injusto y arbitrario
  • Porque es una institución que asesinó, torturó y arrojó del país y miles de hombres, mujeres y niños. Para imponer por la fuerza una ideología, la de los ricos, los que celebraban con champaña mientras miles de personas debían huir de los verdaderos carniceros que tras el toque de queda recorrían las calles
  • Porque nada asegura que el ejército no vuelva a imponer un régimen de terror, ya que cualquier payaso loco puede tomar el control y soltar a las hordas de asesinos y criminales similares a los que hoy caminan libremente por las calles


Enemigo Interno

En estos días son muchas las cosas que hay que decir sobre la universidad, se pueden abordar las críticas sobre el financiamiento, los deseos de algunos de crear una universidad popular (cosa que será imposible si solamente luchamos por la gratuidad y despreocupamos la lucha social para crear un verdadero mundo popular), la democratización de la institución, etc. Sin embargo, lo que trataremos ahora será un tema que, aunque no pasa por la inmediatez de lo económico, creemos que es de vital importancia y trascendencia, esto es, las políticas represivas de la universidad que tienen como objetivo el conservadurismo y la mantención del orden objetivo y subjetivo.

Algunos recordaran la función de los guardias hace algunos años, la que consistía en resguardar la universidad de la «delincuencia» exterior por parte de supuestos «delincuentes», sin embargo, de un tiempo a esta parte esta función ha cambiado y actualmente se dedican a perseguir estudiantes que participan de las movilizaciones y a manejar información sobre ellos como una verdadera central de inteligencia (¿se nos hace conocido esto?). Esta nueva función, tan honrosa por lo demás, ha llevado a que el presupuesto que pone a disposición la universidad para seguridad se halla aumentado a $5.000.000 mensuales (¿algún día se financiará en dólares?). Doloroso dato.

Otro dato para tener en cuenta es el nuevo proyecto de deberes y derechos de los estudiantes, que estaba hecho supuestamente para remplazar los arcaicos estatutos de la dictadura. En este nuevo proyecto no se ven los cambios que se esperaban, sino más aun: se habla de la presencia de los alumnos, la que deberá ser acorde con la de un estudiante universitario (¿quién sabe cómo se debe vestir un universitario?). Más aun, las causales de faltas conducentes a sumario quedan absolutamente al criterio de nuestra gloriosa jerarquía universitaria. ¿Qué trae como consecuencia esto? Bueno, un ejemplo claro de esto es el actual sumario que se esta realizando en al universidad a las personas que participaron de la última «barricada», donde autoritariamente se llama a declarar a cualquier alumno, ocupando muchas veces «sapos» para determinar quiénes son los participantes de las movilizaciones y así cortar de raíz las organizaciones estudiantiles.

Lo anterior tiene características muy graves, porque el actual proceso se está realizando con las mismas características de los procesos del régimen militar, lo que no es extraño ya que, por ejemplo, el vicerrector de ese tiempo en la universidad, Horacio Núñez, causante de la expulsión, persecución, torturas y muertes de estudiantes de la universidad aun hace clases en la carrera de medicina.

¿Qué podemos sacar como conclusión? Fácil, la universidad ha adoptado a la perfección pero en chiquitito la política militar del enemigo interno, pensada para mantener los poderes autoritarios en los países que se veían acosados, supuestamente, por la amenaza roja. Dolorosa conclusión, ya que esto nos habla de las características estructurales e ideológicas de nuestra universidad y, por lo tanto, del perfil de seres humanos que quieren sacar al exterior de esta fábrica de profesionales.

A LUCHAR CONTRA TODA ESTRUCTURA JERÁRQUICA Y REPRESIVA QUE DESTRUYA LA LIBERTAD DE LOS HOMBRES

Anarco-comunismo en todas partes ahora


Los Dirigentillos

¿Qué son los dirigentes? ¿Qué los motiva en su epistemología? ¿Sé deberá a ellos nuestro actual momento de organización o desorganización? ¿Son seres iluminados?...

Los dirigentillos son una de las razas más lindas del mundo. Reinan de los albores de la humanidad, en que aparecieron unos tímidos ejemplares y se multiplicaron con singular entusiasmo. En la actualidad, si bien difieren en sus métodos, aunque no en el fin, conservan ciertas «cualidades» comunes.

Todos ellos poseen certificado de simpatía, requisito secular para cualquier cargo. Cuidan la imagen ante todo, lo importante es aparentar sabiduría absoluta. Son más sobadores de lomo que abuelita con gatos, más chamulleros que gitana vieja, y más muñequeros que lolo en pubertad. Transpiran sólo cuando van a la playa. No destacan por nada, pero aparecen justito para ser los defensores del pueblo. Son selectos y superiores, siempre andan con cara de estar tomando decisiones para salvar el mundo. Además de tener un lenguaje especial, por ejemplo: «Eeeee, ejem, yo pienso... es evidente... la coyuntura actual del movimiento estudiantil nos conlleva...hay que pasar maquina... -tosecitas de buen tono- voy a enviar gente a ese campamento... la asamblea y las bases son las que mandan... hemos conseguido una mesa de trabajo... Yo...», etc.

Andan siempre apurados, gesticulan, saltan, aparentan, porque están llenos de trabajo (cualquier cantidad). Son etéreos totales y andan con una sonrisa más falsa que la del dentista. En general no son muy capaces. Por lo general son casi todos guatones y obedecen a ideologías socialdemócratas, o a las vejestudes comunistas, socialistas, etc. o los más avezados son tecnócratas, gremialistas, en definitiva, cúmulos de reformistas quienes hacen y deshacen acerca de nuestra organización. Otros optan por el iluminismo ideológico, el ser libre pensadores. Pero a la hora de organizarse y tomar resoluciones son incapaces, arrugan, debido a que tienen poca o nula cultura política. Son seres que nunca quedan mal con nadie, o si lo hacen piden disculpas y dan la mano y besitos, son los reyes del tranzar: «que la mesa, que la comisión», en definitiva, son un grupo de pelotudasos que va desde el hueón buena gente hasta el figurín, sin olvidar a los que lucran y se ensalzan del poder y sus recursos. En conclusión, la vía de la institución no ha tenido resultados satisfactorios en las demandas de las organizaciones, pues el reformismo ha conseguido nuestro cuadro actual… Los dirigentillos son lindos recursos renovables, y proliferan con la ignorancia y su engrupimiento, y seguirá así, en sucesión inductiva y perenne.

La situación universitaria desde los noventas está caracterizada por una mínima participación estudiantil, apatía general y descrédito hacía las instancias estudiantiles (centros de alumnos, federaciones, etc.). Hoy en día las organizaciones estudiantiles se articulan para problemas particulares y coyunturales, pero cuando las demandas son resueltas (o parchadas), la apatía vuelve a predominar. Razones muchas, en la medida que las generaciones avanzan, y los hijos menores de la dictadura (o nietos) toman protagonismo en cuanto a número, observamos que lo más cruel, no era perrochet ni la concerta, era el sistema de relaciones (tanto sociales como económicas) que impusieron y defendieron.

La alienación es muy fuerte, nos hace ver como libres, pero no lo somos, y en consecuencia nos conlleva a lo que Paulo Freire denominó «Analfabetos Políticos»: aquél que no escucha, no habla, ni participa, no toma conciencia de los acontecimientos políticos, (Pues entiende a la política, como el fenómeno taxonómico cultural, de que la política es una práctica particular aislada de su ser), lo que no deja de tener cierto asidero. La política hoy es mierda, en el sentido de la dominación: la clase política, el partidismo, el proselitismo etc. Son parte del sentido común que tenemos al hablar de política, pero política no es más que organización.

Volviendo al tema de la organización estudiantil, y considerando la sátira del artículo contiguo, aparte de los factores contextuales (aparte de los señalados), debemos considerar factores personales, donde la pequeña burguesía se posesiona de las mentes de nuestros arribistas compañeros, que creen en un trabajo social, que consiste en el asistencialismo (¿querrán que sus hijos continúen su labor de ayudar a los pobres?). Por lo mismo, creen que es cosa de políticos el luchar por demandas soñadoras (históricas).

El discutir, reflexionar y organizarse seriamente es mucho trabajo, es más sencillo construir una mediagua, de un modo parecido pensarán los artistillas e intelectuales. Si nuestra organización no cumple con nuestros desafíos y hemos dado lo mejor de nosotros, qué importa, el verdadero trabajo no está en la esfera de la Ues, déjaselo a los dirigentillos, a los asistencialistas, pues la U no es más que una institución de parásitos y de reproducción sistémica al servicio del gran capital. Pero no debemos olvidar que es importante transformar todas nuestras prácticas, he ahí nuestra convicción y trabajo...

«El hombre nuevo y la mujer nueva no aparecen por casualidad. Van naciendo de la práctica de la reconstrucción revolucionaria de la sociedad. El compromiso con la causa de los oprimidos, con la defensa de los intereses del pueblo, la responsabilidad en el cumplimiento del deber, no importa la tarea que nos toque, es una señal del hombre nuevo y de la mujer nueva»


«Apuntes Sobre Anarquismo»

Extracto del escrito de Noam Chomsky «Apuntes Sobre Anarquismo», publicado en For Reasons of State (1973)

PRIMERA PARTE

Sería vano tratar de encuadrar todas las divergentes tendencias en el marco de una ideología o teoría general. E incluso si procediéramos a extraer a partir de la historia del pensamiento libertario una tradición viva, en evolución sigue siendo difícil formular sus doctrinas en la forma de una concreta y específica teoría de la sociedad y de los cambios sociales. El historiador anarquista Rudolf Rocker, que nos presenta una concepción sistemática del desarrollo del pensamiento anarquista hacia el anarcosindicalismo, siguiendo una orientación semejante a la de Guérin, pone las cosas en su sitio cuando dice que el anarquismo:

«no es un sistema social fijo, cerrado, sino una tendencia clara del desarrollo histórico de la humanidad, que, a diferencia de la tutela intelectual de toda institución clerical y gubernamental, aspira a que todas las fuerzas individuales y sociales se desenvuelvan libremente en la vida. Para los anarquistas, la libertad no es un concepto filosófico abstracto, sino la posibilidad concreta de que todo ser humano pueda desarrollar plenamente en la vida las facultades, capacidades y talentos de que la naturaleza le ha dotado, y ponerlas al servicio de la sociedad. Cuanto menos se vea influido este desarrollo natural del hombre por la tutela eclesiástica o política, más eficiente y armoniosa se volverá la personalidad humana, dando así buena muestra de la cultura intelectual de la sociedad en que ha crecido.»

Uno podría preguntarse qué interés puede tener estudiar «una tendencia clara en el desarrollo histórico de la humanidad» que no da lugar a una específica y pormenorizada teoría social. En efecto, muchos comentaristas desdeñan el anarquismo por utópico, informe, primitivo o, en todo caso, incompatible con las realidades de una sociedad compleja. Sin embargo, podría argumentarse de manera muy diferente: aduciendo que en cada estadio de la historia hemos de preocuparnos por erradicar aquellas formas de autoridad y opresión que han sobrevivido a su época y que, si bien entonces pudieron haber tenido una justificación por motivos de seguridad, supervivencia o desarrollo económico, ahora acrecientan más que alivian la penuria material y cultural. De ser así, no existirá ninguna doctrina del cambio social fija, válida para el presente y el futuro; ni siquiera, como no podría ser de otro modo, una idea concreta e inalterable de las metas hacia las que los cambios sociales deberían tender. Sin duda, nuestra comprensión de la naturaleza del hombre o de la gama de formas viables de sociedad es tan rudimentaria que cualquier doctrina con pretensiones de dar razón de todo ha de observarse con gran escepticismo, el mismo que debemos aplicar cuando oímos que «la naturaleza humana» o «imperativos de eficacia» o «la complejidad de la vida moderna» exigen esta o aquella forma de opresión y un mando autocrático.

No obstante, en cada época concreta hay sobradas razones para desarrollar, en la medida en que nuestro entendimiento lo permita, una específica realización, acorde a los retos del momento, de esa tendencia clara del desarrollo histórico de la humanidad. Para Rocker, «el reto que se le presenta a nuestra época es la liberación del hombre de la condena de la explotación económica y la esclavización política y social»; y el método no es ni la conquista del Estado y el ejercicio de su poder, ni el entontecedor parlamentarismo, sino que, por el contrario, consiste en «reconstruir la vida económica de los pueblos desde la base, edificándola en el espíritu del socialismo».

En cuanto socialista, Rocker daría por hecho «que la auténtica, final y completa liberación de los trabajadores sólo es posible bajo una condición: la apropiación del capital, esto es, de las materias primas y de las herramientas de trabajo, incluida la tierra, por el conjunto de los trabajadores». En cuanto anarcosindicalista, insiste, además, en que, en el periodo prerrevolucionario, las organizaciones de los trabajadores crean «no sólo las ideas, sino también los hechos del futuro», encarnando ellos mismos la estructura de la sociedad futura, y aguarda esperanzado la revolución social que acabará con el aparato del Estado y expropiará a los expropiadores. «Lo que ponemos en lugar del gobierno es la organización industrial».

Rocker escribía eso en el emocionante momento en el que tales ideas habían sido llevadas a la práctica en la Revolución Española. Justo antes del estallido de la revolución, el economista anarcosindicalista Diego Abad de Santillán había escrito: «...al afrontar el problema de la transformación social la revolución no puede considerar al Estado como un medio, sino que ha de apoyarse en la organización de los productores».

Engels, en una carta escrita en 1883, expresaba su desacuerdo con esta idea del modo siguiente:

«Los anarquistas plantean las cosas al revés. Afirman que la revolución proletaria debe comenzar echando abajo la organización política del Estado. Pero destruirla en ese momento significaría la destrucción del único órgano mediante el cual el proletariado victorioso puede afianzar su recién conquistado poder, mantener a raya a sus adversarios capitalistas y llevar a cabo la revolución económica de la sociedad, sin la cual esa victoria acabará inevitablemente en una nueva derrota y en una masacre de los trabajadores, tal y como sucedió en la comuna de París.»

Por contra, los anarquistas -y con particular elocuencia, Bakunin- advirtieron del peligro de la «burocracia roja», que se mostraría como «la mentira más vil y terrible que ha sido urdida en nuestro siglo».

El anarcosindicalista Fernand Pelloutier se preguntaba: «¿Acaso el Estado transitorio al que hemos de someternos ha de ser necesaria y fatalmente una cárcel colectivista? ¿No puede consistir en una organización libre, limitada exclusivamente por las necesidades de la producción y el consumo, desaparecidas ya todas las instituciones políticas?»

No pretendo yo conocer la respuesta a esta pregunta. Pero parece claro que, a menos que de alguna manera la respuesta sea afirmativa, las oportunidades para una revolución verdaderamente democrática no son muchas. La cuestión de la conquista o destrucción del poder del Estado era para Bakunin el asunto primordial que le separaba de Marx. De una u otra forma, desde entonces el problema ha surgido repetidas veces a lo largo del siglo, dividiendo a los socialistas en «libertarios» y «autoritarios».

Pese a las advertencias de Bakunin en relación a la burocracia roja, y su cumplimiento bajo la dictadura de Stalin, obviamente cometeríamos un burdo error si interpretáramos los debates de hace un siglo como si tuvieran su origen en las reivindicaciones de los actuales movimientos sociales. Concretamente, es una perversidad observar el bolchevismo como «marxismo en la práctica». Por el contrario, mucho más atinada es la crítica izquierdista al bolchevismo que toma en consideración las circunstancias históricas que rodearon la Revolución Rusa.

El movimiento obrero izquierdista antibolchevique se opuso a los leninistas porque no aprovecharon suficientemente los levantamientos que tuvieron lugar en Rusia, a fin de perseguir objetivos estrictamente proletarios. Quedaron prisioneros de su entorno y utilizaron al movimiento radical internacional para satisfacer necesidades específicamente rusas, que pronto vinieron a identificarse con el Partido-Estado bolchevique. Los aspectos «burgueses» de la Revolución Rusa quedaban ahora al descubierto en el bolchevismo mismo: el leninismo era considerado parte de la social-democracia internacional, distinguiéndose de esta última únicamente por cuestiones tácticas.

Si tratáramos de buscar una sola idea rectora dentro de la tradición anarquista, la hallaríamos, a mi juicio, en lo expresado por Bakunin cuando, refiriéndose a la Comuna de París, se identificó a sí mismo como sigue:

«Soy un amante fanático de la libertad, considero que es la única condición bajo la cual la inteligencia, la dignidad y la felicidad humana pueden desarrollarse y crecer; no la libertad puramente formal concedida, delimitada y regulada por el Estado, un eterno engaño que en realidad no representa otra cosa que el privilegio de algunos fundado en la esclavitud del resto. No la libertad individualista, egoísta, mezquina y ficticia ensalzada por la Escuela de J.J. Rousseau y otras escuelas del liberalismo burgués, que entiende que el Estado, limitando los derechos de cada uno, representa la condición de posibilidad de los derechos de todos, una idea que por necesidad conduce a la reducción de los derechos de cada uno a cero. No, yo me refiero a la única clase de libertad que merece tal nombre, la libertad que consiste en el completo desarrollo de todas las capacidades materiales, intelectuales y morales que permanecen latentes en cada persona; libertad que no conoce más restricciones que aquellas que vienen determinadas por las leyes de nuestra propia naturaleza individual, y que no pueden ser consideradas propiamente restricciones, puesto que no se trata de leyes impuestas por un legislador externo, ya se halle a la par o por encima de nosotros, sino que son inmanentes e inherentes a nosotros mismos, constituyendo la propia base de nuestro ser material, intelectual y moral: no nos limitan sino que son las condiciones reales e inmediatas de nuestra libertad.»

Estas ideas tienen su origen en la Ilustración; sus raíces se encuentran en el Discurso acerca de la desigualdad de Rousseau, en las Ideas para un intento de determinar los límites de la acción del Estado de Humboldt, en la insistencia de Kant, al defender la Revolución Francesa, en que la libertad es condición previa para adquirir madurez en relación a la libertad, y no un regalo que se obtiene una vez se ha alcanzado dicha madurez.

Con el desarrollo del capitalismo industrial, ese nuevo e imprevisto sistema de injusticia, es el socialismo libertario el que ha preservado y difundido el mensaje humanista radical de la Ilustración y las ideas liberales clásicas, luego pervertidas para servir de sustento a una ideología destinada a mantener el orden social emergente.

En realidad, partiendo de los mismos supuestos que llevaron al liberalismo clásico a oponerse a la intervención del Estado en la vida social, las relaciones sociales capitalistas son igualmente intolerables. Esto se ve con toda claridad, por ejemplo, en la clásica obra de Humboldt Ideas para un intento de determinar los límites de la acción del Estado, precursora de Mill, al que quizá sirvió de inspiración. Esta obra clásica del pensamiento liberal, concluida en 1792, es en su esencia, aunque de forma prematura, profundamente anticapitalista. Sus ideas hubieron de ser suavizadas, hasta volverse prácticamente irreconocibles, a fin de transmutarlas en una ideología del capitalismo industrial.

Noam Chomsky es un veterano activista político, escritor y catedrático de Lingüística en el Massachussets Institute of Technology (M.I.T.) Entre sus numerosos libros se encuentran «El Nuevo Orden Mundial (Y el Viejo)», «Lucha de Clases», «Conversaciones con David Barsamian» y «Powers and Prospects». Sus últimos títulos publicados son «The Common Good» y «The New Military Humanism».


Cancionero: «La Tortura»

Grupo: La Polla Records
Disco: «Revolución» (1985)

Te han cogido por la noche indefenso
Te han llevado sin que nadie lo sepa
Aquí empezará tu viaje

Vas a conocer un nuevo mundo profundo
Pues tu humillación jamás tocará fondo
Conocerás un dolor que nunca hubieras imaginado
Aprenderás lo que es gritar

Luego tendrás que esperar el tiempo necesario
Para que desaparezcan las marcas
Si algo queda te lo has hecho tú
Sabes que no existe la tortura, es tu locura
Te has imaginado la bañera y electrodos
Las hostias, la bolsa en la cabeza
Y si eres mujer la violación

Para acabar bien la historia si lo denuncias
Serás denunciado por calumniador

Cancionero: «El Congreso De Ratones»

Grupo: La Polla Records
Disco: «Revolución» (1985)

Señores diputados, la situación es extremadamente grave.
Debemos hacer un consenso para meterlo dentro de un marco
¡Qué monada!

Como primer punto del orden del día
Actualizaremos nuestro sueldo
Como segundo punto
Bajaremos el de los demás

Qué felices son haciendo el mamón
Siempre en nombre de la razón
Y su libertad vigilada
Por los cañones del capital

Estáis todos acojonaos por el ejército
Y vendidos a todos los banqueros
Camuflando en democracia este fascismo
Porque aquí siempre mandan los mismos
¿A quién queréis engañar?

Quiero soberanía personal
Mi representación soy sólo yo
Y nada me puede obligar
Con vuestra Constitución