Recordando la Huelga General del 1 de agosto de 1920 en Santiago, encabezada por la IWW, exigiendo la jornada laboral de 8 horas, seleccionamos este texto que intenta reflejar nuestros ideales y de quienes participaron de aquella movilización. Que nos sirva para replantear siempre nuestro objetivo.
De La Organización Anarquista
Mucha gente, al escuchar sobre anarquismo, considera pensar una sociedad basada en principios anarquistas como irreal, idealista e ingenua, como la visión de unos cuantos soñadores. Resulta difícil para todos el imaginar una sociedad en la cual instituciones universalmente aceptadas, tales como el Estado, el sistema judicial, la policía, los ejércitos y naciones ya no existan. Anarquismo no significa en modo alguno ausencia de orden o de organización. Los anarquistas estamos a favor del orden inmanente, surgido de la vida misma de la sociedad, de la actividad humana y del trabajo, y en contra al orden trascendente, externo, impuesto desde afuera por la fuerza física, económico o intelectual, del mismo modo que nos oponemos a organizaciones artificiosas, impuestas y verticalistas.
Anarquismo no quiere decir, tampoco, negación de poder o de toda autoridad, quiere decir únicamente negación del poder permanente y de la autoridad instituida, (por ejemplo, admitimos la autoridad de un médico en lo que refiere a salud, pero no aceptamos, en cambio, que por el hecho de haber sido elegido en votaciones o impuesto por la fuerza del dinero o de las armas, decidan permanentemente sobre cualquier cosa y determinen el destino y la vida de todos).
Es así que el anarquismo tiene mucho que hacer y decir en cuanto a su organización y forma de concebir una sociedad anarquista.
¡Anarco-Comunismo en todas partes ahora!