Sumar Fuerzas, crecer, construir poder popular:

El Frente Popular DARíO SANTILLÁN

 

Nosotros pensamos que es necesaria la unidad del pueblo si queremos tener éxito en nuestras luchas. No nos referimos a las consignas huecas que buscan encolumnar a "los trabajadores", "el pueblo", tras liderazgos y proyectos que nos resultan ajenos y no responden a nuestros intereses. Hay fuerzas políticas que, en nombre de la "unidad", proponen acciones y alianzas que poco aportan y poco consideran los deseos populares. Por eso vemos que las mejores y más sólidas experiencias de unidad surgieron de procesos concretos de unidad para luchas concretas, tras intereses comunes.

 

 

El FRENTE: Una herramienta de lucha para nosotros, y para todos los sectores populares

 

Si nos fijamos bien, el nombre del Frente Popular Darío Santillán, no hace referencia específica a nuestra situación de Desocupados. Si bien surge por la unidad de distintos grupos piqueteros, no quisimos ponerle un nombre sólo para los piqueteros.

Porque si decimos que TODO el pueblo tiene que organizarse y luchar, ¿por qué no construir entonces una herramienta de lucha que de lugar a los distintos sectores sociales?

Muchos vecinos, trabajadores ocupados, estudiantes, campesinos o pequeños productores, se han acercado solidariamente a nuestras luchas, y están luchando también. La propuesta del Frente Popular Darío Santillán, entonces, es que nos agrupemos, para construir y luchar juntos.

El nombre que proponemos para el Frente, tampoco es casual: recuperamos la figura de Darío, para elevar como principios inclaudicables los valores de solidaridad, compromiso, combatividad ante las injusticias, creatividad y alegría... Proyectamos así la sociedad que queremos transformar, y la dimensión humana que apostamos a construir.

Desde marzo del 2004 el MTD Aníbal Verón junto al  Movimiento de Unidad Popular; la Unión de Trabajadores en Lucha Sur; el  Movimiento de Trabajadores Desocupados La Verdad, el Movimiento Resistir y Vencer 26 de Junio; el Centro Popular Agustín Tosco y la Coordinadora de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón "Trabajo y Dignidad" de F. Varela, venimos conformando un nuevo espacio de coordinación y lucha. Lo que sigue es una reseña de un documento elaborado por el conjunto de las organizaciones que componemos el espacio. Allí, además de hacer una caracterización conjunta de la etapa y del gobierno de Kirchner, se explicitan los acuerdos políticos del mismo. 


 

Definiciones políticas del espacio

  "Las organizaciones que conformamos este espacio nos definimos como antiimperialistas y anticapitalistas y somos independientes del Estado, de las iglesias, de los sindicatos y de los partidos políticos. Apostamos a una forma de construcción política basada en el protagonismo popular y la lucha de masas y reivindicamos la capacidad de nuestro pueblo para encontrar los métodos de lucha y las formas organizativas adecuadas a las distintas circunstancias históricas (...) Las experiencias más importantes y genuinas que se proyectan como referencia política al conjunto popular, surgen del movimiento de masas y sus luchas, y no de partidos u organizaciones de vanguardia que se sientan por encima de tal movimiento. (...) En este momento político, la lucha por los planes de empleo, por más alimentos para nuestros comedores y por el desarrollo de nuestros emprendimientos productivos es una prioridad para nuestras organizaciones, ya que de esta lucha dependen muchas familias: un plan que cae es una familia que no come, que no paga la luz, que no compra un remedio...  No por eso dejamos de reivindicar la importancia del Trabajo Digno como único futuro posible si queremos conquistar una sociedad justa y solidaria, que no se base en la explotación ni en la marginación del hombre por el hombre"

"Pensamos que la nueva sociedad con que soñamos debe construirse desde ahora, a partir de nuevas prácticas y de nuevos valores: la solidaridad, la confianza, la humildad y el respeto, con el objetivo de crear mujeres y hombres nuevos" afirma el documento y agrega que la democracia interna y la formación de todos los compañeros son elementos esenciales para garantizar la participación real de los trabajadores y el pueblo en sus organizaciones de base.

 

análisis de la Etapa actual; gobierno de Kirchner.

Tras las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 que pusieron en evidencia la crisis del modelo neoliberal, el bloque dominante se  planteó como objetivo central la  recomposición de las instituciones del sistema, la estabilización del poder político y económico y la reformulación del modelo de acumulación post-devaluación. El gobierno de Kirchner es entonces la expresión de ese intento de la burguesía por recuperar la confianza en las instituciones del sistema político y la continuidad en el país de la aplicación de políticas neoliberales. - el pago puntual de los intereses de la fraudulenta deuda externa y la no revisión de la política de privatizaciones, garantizando los intereses del poder económico y las empresas trasnacionales;  Lo evidenciado por los indicadores económicos que señalan que durante su primer año de gobierno los ricos se volvieron más ricos y los pobres más pobres- reafirman en el texto tal caracterización.

Al mismo tiempo agrega que este gobierno se ha propuesto como objetivo estratégico sacar la protesta social de las calles y desarticular a las organizaciones de desocupados. Se denuncia la ofensiva que el gobierno lleva a cabo contra el conjunto del campo popular, de carácter fundamentalmente político e ideológico, propiciando la división entre las organizaciones populares, aislándolas entre sí y del resto de la sociedad, enfrentando a quienes no estén decididos a ceder ante la extorsión política a cambio de migajas reivindicativas. Esta caracterización se sostiene en la decisión del gobierno nacional de cerrar la inscripción al programa Jefes y Jefas; las caídas masivas de planes de empleo; la falta de respuesta a las demandas de alimentos, infraestructura y atención de la salud en los barrios y la percepción de una creciente criminalización de la protesta social.

    La unidad

  Las organizaciones nos fijamos como tarea central de la etapa avanzar en la unidad, la cual se divide en dos instancias, Por un lado, unidad en este espacio de quienes demuestran en la práctica una coherencia político-ideológica determinada y por el otro, buscar confluir con los demás sectores en lucha, aunque no se compartan sus proyecciones estratégicas. "ninguna organización por sí sola está en condiciones de liderar un proceso de cambio social en nuestro país. La unidad del campo popular, tantas veces enunciada, deberá verificarse en las prácticas concretas. Ante un enemigo poderoso que cierra filas en defensa de sus intereses debemos desarrollar políticas de unidad a partir de la confianza mutua y el respeto de los acuerdos, dejando de lado hegemonías, caprichos, traiciones, dirigentes iluminados o grandes referentes mediáticos".

En el último  párrafo, el texto  cierra definiendo la idea de acumulación "Nos encontramos en un escenario político en el que debemos priorizar las tareas de acumulación, lo que implica fortalecer cada una de nuestras organizaciones a nivel territorial y profundizar las instancias de coordinación y de articulación entre cada una de ellas. Desde nuestro espacio apostamos a la incorporación de nuevos grupos y organizaciones que compartan estos acuerdos básicos  con el objetivo de proyectarnos como una alternativa política dentro del conjunto de los que luchan. Para ello será fundamental la discusión y el debate de ideas entre nuestras organizaciones y con otras organizaciones del campo popular".  

 

 

 

Convocatoria a la constitución de un frente popular

 

Casi 30 años de aplicación de políticas neoliberales en nuestro país han dejado un saldo cuyos aspectos mas salientes son el incremento de la pobreza y el hambre,  el debilitamiento de la participación de las mayorías populares en las decisiones políticas que afectan a presente y el futuro de nuestro país y el reforzamiento de los lazos de subordinación que nos someten a los grandes centros de poder capitalista mundial. Las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 expresaron el hartazgo de nuestro pueblo por esas políticas y la decisión de poner limites a una clase política irrepresentativa y corrupta, y generan un nuevo contexto político.

El gobierno de Kirchner se inscribe en ese nuevo contexto tratando recuperar el prestigio perdido por las instituciones del sistema, y  genera consenso tomando medidas y realizando gestos que apuntan a los símbolos mas notorios de la corrupción y la impunidad ( Las fuerzas armadas, la Corte Suprema, El Pami, la policía), o que pretenden reivindicar contenidos de soberanía nacional.

Cuando ha transcurrido mas de un año de gobierno podemos caracterizar que si los condicionamientos que impone el nuevo contexto político para generar consenso lo hacen diferente a los gobiernos anteriores, este no es un gobierno popular, ni por programa, ni por vocación de transformación del país en beneficio de las mayorías. No lo es por programa de gobierno porque sus políticas no apuntan a modificar una distribución del ingreso (80% para el capital y 20% para los trabajadores), cuya consecuencia mas obscena es que en el país que produce mas alimentos por habitante en el mundo, el 20 % de la población padece el flagelo del hambre. No lo es por vocación porque nunca promovió la movilización y la organización popular que, como enseña la historia de nuestro país, es la única herramienta que permite obtener conquistas populares y provocar cambios políticos en beneficio de las mayorías y de los intereses nacionales. La política del gobierno con los desocupados donde se desconoce los alcances universales del decreto -ley de Jefes y Jefas de Hogar y donde se permite el deterioro de los montos percibidos al punto de no cubrir el 50% de una canasta de indigencia, desnuda el carácter antipopular de este gobierno que ni siquiera fue capaz de aprovechar una norma legal en vigencia para crear un red de asistencia social contra el hambre.

Frente a esa realidad de la continuidad de la aplicación de las políticas neoliberales, las luchas de nuestro pueblo se expresan en forma fragmentada y dispersa.  Le ha tocado a las organizaciones de desocupados, con sus errores y aciertos, cargar sobre sus espaldas con el mayor peso de la resistencia. Pero no es conveniente que política que afectan a derechos sociales y políticos  del  80% de los habitantes del país sean enfrentadas desde un solo  sector o fragmentadamente.  Tenemos que hacer un esfuerzo por unir todas y cada una de las expresiones de la resistencia popular y los esfuerzos que hace nuestro pueblo para construir una sociedad mas justa, mas democrática y mas libre. Y esa unidad empieza entre aquellos que desde practicas compartidas vamos creciendo en confianza y verificando acuerdos sobre los caminos para ir construyendo un poder del pueblo. Un poder popular   que nos permite aqui y ahora empezar a cambiar la sociedad y que vaya dando sustento a cambios mas globales y profundos para el futuro.

Nuestra convocatoria a la constitución de un frente popular  es por eso una propuesta rica en antecedentes de luchas compartidas y articulaciones exitosas que hemos venido transitando en los últimos años organizaciones de desocupados,  núcleos sindicales, centros culturales, grupos vecinales, agrupaciones estudiantiles, asambleas, militantes de derechos humanos, de la contrainformación y la resistencia cultural.

Presupone el desafío de articular en forma permanente en el territorio y en el plano de lo sectorial, grupos urbanos con distintos orígenes, experiencias, dinámicas y reivindicaciones y la vocación de seguir construyendo un camino común con las organizaciones campesinas autónomas que desarrollan su propio proceso de articulación.

Recupera la convicción que son las asambleas de base de trabajadores desocupados o ocupados la fuente generadora del trazo grueso de una política de transformación, cuyos proyectos, sueños y decisiones solo pueden concretarse y ejecutarse si son acompañadas de la organización de los esfuerzos , la memoria de las mejores experiencias de las luchas de nuestro pueblo y la síntesis de las propuestas. Reivindica una concepción de  construcción de la autonomía que se reconoce y se afirma en la articulación con lo que se nos parece y en la imprescindible coordinación con quienes tenemos diferencias para dar las luchas cotidianas que imponen las necesidades de de nuestro pueblo  y desarrollar los proyectos que movilizan nuestros sueños colectivos. Reconoce que nuestro desafío es el de insertarnos conjuntamente en las luchas de nuestro pueblo , tan antigua como valiosa, como parte de quienes hoy quieren protagonizarla, tratando de realizar un aporte que juzgara la historia.

Finalmente intenta recuperar en el nombre de Darío Santillán,  los valores de solidaridad, compromiso, creatividad, y alegría como  proyección del país que queremos cambiar, el mundo que queremos  transformar y  la dimensión humana que apostamos a construir.

[arriba]