LA TORTURA NACIONAL
número de 4 a 6 cerca o dentro de las heridas del puyazo. Estos harpones tienen la
facultad de actuar como palanca a cada movimiento del toro oradando y desgarrando todos
los músculos del cuello.
Cuando un torero se "arrima" no es por amor al arte -constituye incluso un
error- sino que pretende enganchar las banderillas para acentuar el efecto palanca y
aumentar la hemorragia iniciada por el picador. Los pases de muleta tienen como única
finalidad marear y agotar al toro hasta que baje la cabeza lo suficiente para poder
matarle.
Se mata al toro clavándole una espada entre las vertebras del cuello para llegar al
corazón y fulminarle. Esto no ocurre prácticamente nunca. El toro malherido en un
pulmón, una arteria o el corazón, agoniza gimiendo lastimosamente y vomitando sangre.
Debe ser rematado con la puntilla, un puñal corto destinado a seccionar la medula
espinal, lo cuál, supuestamente, acaba con el sufrimiento del animal. Esto tampoco ocurre
así y el toro queda paralizado pero consciente durante todo el proceso de arratre y
posterior despiece.
Varios veterinarios, entre ellos un titular de la Plaza de las Ventas y de Colmenar
Viejo, han denunciado que además de las lesiones múltiples recibidas durante la faena o
de la conocida práctica del afeitado, el toro padece secretas manipulaciones previas
destinadas a envalentonar a los mansos (aguarrás en las pezuñas, alfileres en los
genitales) o debilitar a los bravos (purgas con sulfato de sosa, sulfato de paralizante en
los ojos y algodón en la garganta).![]() Alternativa Liberación Animal |
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