DE ANILLACO A CULTRAL-CO

Discursos, conversaciones, manifestaciones, pero finalmente balas. Un desarrollo natural de las relaciones entre argentinos. Principalmente de Buenos Aires con la Patagonia. Allí, cuando la gente se enoja, téngalo por seguro que el gobierno provincial o finalmente nacional, o viceversa, o los dos juntos, les mete bala. Y repiten desde hace más de siete décadas la consabida explicación de que todo es acción de agitadores extraños, o de infiltrados, de profesionales o de "zurditos" (palabra ésta dicha con cierto tono intimista y con el cual ya se califica de antemano todo análisis de una lucha llevada por los sin trabajo o los humillados).

Pareciera que desde el tiempo de Roca, la Patagonia sigue siendo el Far South. El desierto. La conquista del desierto, como lo dieron en llamar los historiadores de la república europea.

Aunque ese "desierto" tenía habitantes desde los tiempos del paraíso terrenal. Todo se arregló a tiros. Pareciera que se sigue teniendo el mismo concepto de la Patagonia. Pasó después en el '21, cuando los obreros del campo quisieron pequeñas reivindicaciones. El gobierno central les mandó la caballería y las reivindicaciones quedaron en las tumbas masivas. Total, la Patagonia quedaba lejos, se podían hacer esas cosas porque las noticias llegaban cuando ya estaba todo terminado. Eso se creía. Desde ese momento Patagonia fue símbolo de impunidad. Toda la historia está sembrada de estos hechos hasta el hoy de Víctor Choque y Teresa Rodríguez.

Que son símbolos nada más ni nada menos de los otros balazos: los hechos atroces de la economía desalmada. Se crean industrias allí, la gente va en busca de trabajo, se forman núcleos poblacionales con enorme sacrificio y luego, desde Buenos Aires, se toca un timbre y las fábricas y las fuentes de trabajo se cierran. No se pregunta nada a nadie. Se cierra y se acabó. Se hunde de desesperación a los jóvenes con familias y a los casi viejos que dejaron sus lares para sacrificarse en el nuevo clima duro e inhospitalario. Quien no crea vaya a darse un viajecito turístico por Sierra Grande, por Ushuaia, por Río Turbio, por Comodoro. Porque allá la falta de fuentes de trabajo no se puede arreglar con kiosquitos en la esquina o con remises, o vendiendo ballenitas en el subte. Cuando la gente, demasiado paciente y confiada, pierde la paciencia y la fe y siente que le han robado con promesas y que los de Buenos Aires se construyen mansiones en Anillaco con su pista y sus canchas de golf, entonces se les nubla la vista, recoge la piedra y la arroja contra los representantes de los humilladores. Entra en el sagrado fuego de la rebeldía, que es decir un no rotundo a seguir siendo usado.

Porque el humillado siente en la piel esos gases y balazos de los uniformados que no defienden precisamente los principios republicanos sino que defienden los privilegios de los que abusan el poder. La gente no votó para que el Presidente tenga un aeropuerto propio en Anillaco ni para que el señor Yabrán tenga mil millones ni para que la mafia policial bonaerense asesine para poder seguir tranquilamente con su comercio de drogas. Lo votó para vivir humildemente, sí, pero con derecho al trabajo, escuela para sus hijos, salud pública y un techo. Y para que además sus padres ancianos tengan su merecido descanso y no una vejez de miseria. Esa es la única subversión, la subversión de los valores.

 

Así de sencillo.

Aquello de hace unos años de los agitadores "pagados por Moscú" fue un buen pretexto para defender la "democracia occidental y cristiana", es decir, el modus vivendi dictado desde Washington. Pero ya no vale para el mundo de hoy. ¿Por qué en Cutral-Có se arrojan piedras y en los countries de Escobar se respeta la democracia? Y eso que, posiblemente, en los countries de Escobar haya más gente que ha leído a Marx que en Cutral-Có. Y sin embargo en Cutral-Có ya son dos veces que la gente sale a la calle y empieza a tirar piedras. ¿Por qué? No se necesita ninguna sesuda interpretación sociológica académica: porque sencillamente la gente no tiene trabajo. Perdone el lector esta seguidilla de palabras que parecen perogrulladas, pero ante los discursos últimos de Menem, Corach y Decibe no cabe otra respuesta, porque justamente son las razones de la gente de Cutral-Có. Esta página está escrita así para que por fin entendamos el idioma de Cutral-Có. Entender aquí, el idioma de allá.

Pero vayamos a un hecho de hace un poco más de dos décadas. Tal vez en esta comparación vamos a entender mejor las cosas. Fue en junio de 1973. El actual presidente era gobernador de La Rioja. Y en esa provincia había un obispo realmente cristiano, monseñor Angelelli. Ese día en Anillaco hubo una pueblada al revés. Los poderosos de la zona se reunieron para expulsar del pueblo a monseñor Angelelli, que había llegado allí para ofrecer misa. Los dueños de las tierras y de las aguas querían "dar un escarmiento al obispo" porque éste se había manifestado partidario de repartir tierras abandonadas, en Aminga, a auténticos trabajadores riojanos que padecían hambre y miseria.

La turba de los dueños de la tierra encabezada por Amado Menem, César Menem, Manuel Menem y Manuel Fanor del Moral sitiaron la capilla y exigieron al obispo que se fuera del lugar. Y allí sí, qué curioso, había elementos agitadores, conocidos policías y gente de los servicios como Manuel Yáñez, que había viajado expresamente desde Vicente López y que llevaba la voz cantante de los patrones. Era quien profería los insultos más irreproducibles, como dice la crónica periodística de la época. La bochornosa jornada terminó con el obispo y sus curas abandonando la capilla perseguido por los insultos y las pedradas de los notables del pueblo. El término más suave contra Angelelli expresado por la "turba" menemista (las comillas en "turba" fue porque para unificar el lenguaje vamos a aplicar en este relato los términos que esta semana aplicó Carlos Saúl Menem contra los fogoneros de Cutral-Có), decíamos que el término más suave que oyeron los oídos del obispo fue "comunista". Ese día ganaron ampliamente los Menem y sus amigos del poder. Fue el triunfo más definido del menemismo en toda la historia de Anillaco. Poco después Angelelli fue asesinado. Ante la televisión alemana, en el año 1986, el señor Amado Menem declaró textualmente que "Angelelli se buscó la muerte porque era comunista".

Entonces comparemos las piedras. El presidente Menem -y, por supuesto su marmitón Corach- llegaron al paroxismo de la indignación por las piedras de Cutral-Có disparadas contra gendarmes uniformados que los hacían aparecer como verdaderas fortalezas espaciales.

La pregunta viene ahora: ¿qué diferencia hay entre las piedras de Anillaco y las piedras deCutral-Có? Las de los dueños de la tierra capitaneados por la familia Menem, en aquel 1973, defendían sus posesiones de tierras y aguas. Las piedras de Cutral-Có son símbolo de la rebeldía de los humillados. ¿O acaso hay alguna diferencia entre las que lanzaron los esclavos en torno a Espartaco hace dos mil años y las de Cutral-Có? Aquellos eran esclavos del trabajo, éstos no tienen trabajo. Cutral-Có y Anillaco. La humillación de los argentinos pobres contra la prepotencia de los argentinos del poder.

Impotencia y prepotencia. Teresa Rodríguez no muere por una piedra sino por una bala. Es enterrada. Y ya está.

Era sirvienta.

Nosotros lo miramos todo por televisión. Seguros. Porque Corach va a proteger la democracia.