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PEREGRINACION A LUJAN Cuando el país camina hacia adelante (sin mirar atrás) La tradicional caminata encierra varias de las contradicciones salientes de nuestra sociedad. La religión se da la mano de los santos "profanos", y juntos marchan "70 kilómetros" sin mirar a los costados. Crónica de un camino lleno de rosos y espinas.
Por más de treinta años, la
peregrinación a Los jóvenes son los grandes protagonistas
de la marcha, que
este año congregó a un millón y medio de personas
(cifras acercadas por En la marcha, hay lugar para todos: desde todo el santoral católico a los “santos” populares (Maradona, Rodrigo, Gilda), y a la hora de pedir se permiten las excentricidades. Así, en el camino se puedo ver a las madres de Cromañón, con sus carteles y su dolor (según la iglesia, por la tragedia del Once el leiv motiv de este años “Madre, enséñanos a cuidar la vida” ), junto a una bandera que el pide a la virgen que “rece por el Padre Grassi”. Peregrinar a Lujan, fe y simbolismo en Argentina. La fe de los
argentinos Desde que uno llega a la estación Once del
ferrocarril General
Sarmiento el clima de peregrinación es total. El entusiasmo de
los caminantes
se ve en sus caras. Además, los delatan los elementos
clásicos para una jornada
así: una imagen de la virgen, la pechera fluorescente de alguna
parroquia,
cuando no el uniforme de alguna organización, como los scout o Como suele suceder en Argentina, donde hay gente
hay
negocio. Los vendedores de plantillas, medias, viseras, apósitos
o bebidas se
multiplican a los alrededores de A estos chicos, que van de los La virgen sobre
ruedas Cada parroquia o grupo de caminantes tienen su propia “Virgen-móvil”, y alrededor de esta se mueven, por lo menos los primeros kilómetros. Los vehículos en su mayoría vienen equipados con parlantes y música, por donde los “locutores” arengan a sus peregrinos con cantos y rezos. Al salir del “punto cero”, los cantos se parecen más a los de una cancha que a los clásicos de parroquia. Con el correr de los kilómetros, hay más cumbia y rock que otra cosa. De Neuquén y Río Negro vinieron este año unas 150 personas, de las cuales 100 caminaros hasta Lujan. Este año es muy especial para esas diócesis patagónicas, ya que cumplen 20 años de presencia en la marcha. Víctor, un hombre robusto de unos 50 años, no se perdió nunca una peregrinación. Hoy, junto al carro con ruedas que lleva su virgen, recuerda que “hace 5 años que no camino, por un problema de salud (mientras se señala la espalda aclara que fue operado de la columna), pero siempre estoy presente”. La peregrinación da para todos los encuentros. Sin distinciones, iglesias de todas partes caminan bajo sus propias convicciones. Algunos gritan por el padre Angelelli, otros por Mujica. Otros, menos locuaces, sólo rezan. Teoría y prácticaCaminar a Luján no es sólo una
cuestión de Fe. Quienes hacer
la peregrinación por unacuestión casi “deportiva” tiene
sus teorías de cómo
llegara completar los Esto que Claudio dice entre risas es parte de lo que a él le comenzó a molestar en los últimos años de la peregrinación. “Cada año que pasa vemos más gente que camina por deporte, que va en otro, que no lo hace por la virgen, sino para caminar un maratón. Es una pena”, remarcó. Ya en horas de la tarde del sábado, cuando Rivadavia recupera el tránsito y Liniers vuelve a ser ese centro cosmopolita de siempre, algunos peregrinos perdidos caminan entre los autos. Ya no se ven imágenes de la virgen o rezos. Hay muchos anteojos para sol y ropa deportiva. La fe que mueve montañas (y gente) se dispersa, y deja lugar a la caminata “por el placer mismo”.
Rosas y espinasLos peregrinos comienzan a salir el mismo sábado alrededor de las tres de la madrugada. Camina en la oscuridad, y por una avenida Rivadavia todavía transitada por autos. A la altura de Ramos Mejia ya se suman otros “adelantados”, y cuando a media mañana están en Haedo la peregrinación ya suma centenares. Rodríguez es el punto de encuentro de
muchos. Allí se vende
de todo: desde plantilla y medias hasta comida hecha y postales ya
bendecidas
(para ahorrarle el camino a más de uno). Existen puestos de El dolor del cuerpo se cruza en pleno camino con el del alma. Varios padres de chicos muertos en Cromañón caminan con sus fotos, con sus santos. Algunos atinan a mirar. La mayoría esta en otra cosa. Rodríguez es todavía un punto lejano de la tierra prometida Luján. La marea humana tapa Amanece que no es
poco Quienes pasan la noche en las inmediaciones entran
a Los miles de micros se amontonan para devolver a los peregrinos. Para los chicos de San Ignacio, el llegar tiene todavía un costado casi místico. Luego de presenciar misa, se junta en un desayuno común, donde ellos rescatan el espíritu de “compartir” que tiene la peregrinación. Después del intercambio de historias, cansados, emprenden la vuelta. Otra peregrinación pasó. Otro año, para ellos, de repetir la costumbre. |