Heroína...vaya nombre!!!
HEROÍNA...VAYA NOMBRE

Nada. Ya no siento nada. Miro a mi alrededor, sólo tengo el vacío y la confusión. En mi cabeza se suceden varias imágenes, como fotogramas: ésa foto de mi hermana y yo abrazados, cuando éramos pequeños, mi grupo de amigos del instituto; un anochecer; muchos buenos momentos. Los siento muy lejanos.

Ahora me invade la angustia; veo imágenes más cercanas en el tiempo, y veo la destrucción, el error y sus resultados. Frente a aquella foto, su rostro asustado y desilusionado ante mi autodestrucción; y yo necesitaba dinero...

Frente a ésas imágenes de mis amigos, riendo, divirtiéndonos, bebiendo, o fumando, veo la imagen pútrida y sucia de mis amigos con un aspecto demacrado, sus ojos extraviados, esnifando speed, o inyectándose heroína. Entonces, y frente a ése anochecer, veo mi rostro en un espejo, maltratado por ella. Bajo la mirada, hay una mesilla; preparo mi dosis, miro mi brazo, lleno de marcas. La heroína.

Comienzas a beber y a fumar porque la gente de tu entorno lo hace. Puede que lo haga ese chaval mayor que tú que mola tanto y tiene tanto éxito ante los demás haga lo que haga. Y cuando necesitas una excusa para probar la cocaína, te fijas en esos ídolos del rock: con aspecto agresivo, siempre colgados, con éxito, infunden miedo, respeto...ellos lo hacen ¿por qué tú no?

Y es cuando decides probar la heroína. ¡Dios!, ¿cómo puede nadie decir que ésto sea malo? Es maravilloso, y seguro quelo que ocurre es que esos malditos políticos y famosos lo quieren sólo para ellos, que les jodan! Si esto no es el paraíso, Jesús andaba equivocado.

Pero al cabo del tiempo y pese a las advertencias de no engancharte, no puedes evitarlo. No acabas de creerte que ése paraíso acabará matándote. No acabas de creerte que eso pueda convertirse en infierno. Estás bajo los efectos de la heroína, recorriendo tus venas y meciéndote en un suave sueño en el que tú sólo notas placer...;  entonces despiertas de ese sueño, y te ha gustado, quieres soñar más veces, consumir más habitualmente, te enganchas.

Pero llega un día en el que te das cuenta de que ya no consigues esa sensación de antes, que lo haces porque cuando estás demasiado tiempo sin pincharte una enorme sensación de ansiedad, de agresividad y miedo te invade.

Y también llega un día en el que ves que enorme error has cometido. Ves que todo ese grupo de amigos con ilusiones, esperanzas, y ganas de divertirse, os habeis conevrtido en malditos zombies, en malditos fracasados; tu mejor amigo muere de sobredosis, y el resto comienza también a caer. Todas esas ilusiones, todo ese futuro que imaginábais juntos, se ha convertido en mierda. Se ha convertido en maldita mierda.

Intenté dejar de consumirla, ella me había arrebatado lo más importante en mi vida, la vida en sí misma. Pero me era imposible: un sudor frío recore tu cuerpo, tus manos y pies se calientan, tu estómago comienza a removerse, tu cabeza da vueltas tus ojos no enfocan, un pitido constante bombardea tus oídos, comienzas a ver monstruos, temores pasados, muertos!; comienza a dolerte todo el cuerpo; lloras, tiemblas, gritas, babeas, golpeas, agonizas...enloqueces y empiezas a morir.

No podía dejarlo, y a mi alrededor comenzaban a morir amigos, de sobredosis. Ellos, con quienes comenzé a morir la vida, y a morirla por desgracia. No sabes cuál puede ser la dosis que acabe contigo, puede que esta, quizá la próxima, pero sabes que algún día necesitarás una dosis lo suficientemente grande como para no sufrir el síndrome, pero lo bastante grande como para matarte. Sabes que morirás de sobredosis, quien sabe cuando, pero morirás así. Comienzas a quedarte sólo, con tu terror.

Es horrible.
Es horrible vivir recordando tu pasado, que no podrás recuperar; recordando ilusiones que ya no podrás cumplir, esas ilusiones con fe de niño, rotas por la seducción de la heroína.
Es horrible sentir que tienes que evitar la heroína, por todo el daño que te ha causado, y no poder hacerlo, por todo lo que no puedes soportar.
Es horrible saber que en cualquiera de esas dosis está tu muerte y no saber en cual.
Es horrible saber que vives para morir en cualquier momento. Ver que todo se lo ha llevado ella.

Y si ya no siento nada es porque ésta es mi última dosis antes de haber muerto. Porque mi vida ya ha acabado, sin haber vivido la mitad de ella. No es fácil.

Comencé a consumir heroína el 17 de julio de 1979, con  18 años. Ahora tengo 21, y hace 4 años que comencé a morir. Sumido en mis últimos recuerdos, pienso: heroína...vaya nombre!

Ya no siento nada.

(Yoskan)